Hoy fue la última función de Alguien de algún modo, de Ciro Zorzoli.
Los actores brindaron un espectáculo acabado, digno de una compañía profesional. Fue un cierre de ciclo emotivo. Cierre que sabemos que no será definitivo, porque, a sala llena, la obra tuvo su repercusión.
Todo terminó con un aplauso prolongado en el tiempo, inacabable, demostrando el afecto que le tomó el público a cada uno de los actores, a sus personajes, a sus historias... cómo cada uno fue viviendo a la par de su vida, otra vida.
En el saludo final no faltaron flores desde el público al escenario, y desde el escenario al cielo... aplausos para el equipo directivo, aplausos para los intérpretes, aplausos para los espectadores.
Y no conforme con eso, en el momento de salir, toda la platea se quedó esperando a los actores, para no dejar de saludarlos en ésta, su última función.
Déjenme agregar algo más: logré ver en los ojos de algunos actores, una fuerza que no había visto durante la primera función que presencié. Escuché entre el público risas que antes no había oído. Disfruté de una obra completamente diferente, aunque era la misma de un par de semanas atrás. Sentí un ambiente tan cálido, que me sentí en casa. Y creo que no fuí el único.
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